La ciencia: antigua y sin embargo innovadora

Antes de que siga Vd. leyendo vamos a discernir algunos conceptos equivocados. Aunque la terapia de sonido se originó en Oriente, existe una gran investigación científica que confirma sus beneficios. Los terapeutas médicos * y científicos ** consideran que las ondas sónicas son unas de las herramientas más poderosas e innovadoras para sanar tanto la mente como el cuerpo. El masaje de sonido también está reconocido como un método para aliviar problemas físicos agudos.

Además la naturaleza relajante del masaje de sonido nos indica que no hay que esperar hasta sentirse agotado para tomar medidas. Este tipo de terapia es ideal para gestionar el estrés, ayudándole a encontrar su balance, evitando estados de desequilibrio y disarmonía. La terapia de los sonidos está introduciéndose en nuestra rutina moderna, especialmente en los campos de la salud y la educación, las ondas sónicas adecuadas pueden fomentar la sanación y el equilibrio.

*Los avances alcanzados con los tratamientos con sonidos fueron expuestos en 2011 por la BBC, cuando informaron que el cirujano ortopédico Angus MacLean ha estado usando sonidos ultrasónicos en su clínica Glasgow Royal Infirmary's de traumatología. Él usa la tecnología sin dolor como método para tratar fracturas que no están regenerándose adecuadamente y se basa en la evidencia clínica que los sonidos hacen que las células vibren, estimulando la sanación y regeneración del hueso. Este método también puede usarse en enfermedades abdominales, digestivas y circulatorias.
www.bbc.co.uk/news/uk-scotland-glasgow-west-15262297

Cita de Dr. Mitchell Gaynor, Director de Oncología y Medicina Integrativa en el Centro de Prevención de Cáncer Cornell de Nueva: “Si aceptamos que el sonido es vibración y sabemos que el sonido toca cada parte de nuestro cuerpo físico, entonces comprenderemos que el sonido no sólo es percibido por nuestros oídos sino también por cada una de las células de nuestro cuerpo”.  http://www.gaynoroncology.com/sound-healing.html

**Masaru Emoto llevó a cabo experimentos exponiendo agua a muestras de música y todos los registros fotográficos revelaron una respuesta concreta por parte del agua.